Levantó la persiana, se miró al espejo y se fue a preparar el desayuno. Ya en el salón, recostada y con las piernas cruzadas se puso a dar vueltas a aquel humeante capuccino vienés... inevitablemente al olerlo se vino a la cabeza aquel día en que lo probó por primera vez, el cual su sabor se mezclaba con el del ambiente, con el de aquellos ojos tristes pero de dulce mirada, con el frío y el calor, el de las manos frías y las ardientes miradas, con lo amargo de la tentación y lo picante del deber luchando contra el querer... Así eclipsada con la espuma que generaba el movimiento giratorio de la cuchara, pasó un buen rato hasta que se dió cuenta de que el vaso había dejado de humear. De inmediato vió que se había hecho tarde y cerró la tapa del libro de sus recuerdos...
Hoy, pasando escritos al cuaderno, encontré algo que escribí que ya ni me acordaba, y viene bien para estas fechas...
Ahora ya no nos despierta el Sol aunque dejemos subida la persiana. Ahora podemos ver que las tejas se han hecho un vestido verde y aterciopelado. Ahora las ventanas están cerradas. Ahora las duchas son más cortas y se empañann los espejos. Ahora necesito más que un abrazo para entrar en calor. Ahora, sentémonos a contar relámpagos.
..Absorta de aquellas otras 49 personas que la rodeaban y sumida en la carrera de gotas que se proyectaban contra el cristal, soñaba otra realidad en su reflejo..
A altas de la madrugada, a veces las palabras parecen que salen solas. Cojo la libreta y casi de la nada el boli empieza a surcar por el papel, me sumerjo en vidas ajenas, en otros mundos, en lo que quisiera, en lo que debiera, en lo que no quisiera ni debiera... pero mientras mi cabeza se repite:
- "No me mires a los ojos, que me arde el pecho"
...entonces, ¿qué debo hacer cuando me pides un beso?
"Los recuerdos reprimidos no se pierden para siempre; se cree que se filtran hasta un rincón remoto del inconsciente, dando origen a distintos problemas"