Ojalá que el Sol te deslumbre la cara y no me quede más remedio que acercar mi boca para hacerte sombra, y que me duelan las yemas de los dedos de acariciar tu espalda como cuando toco la guitarra. Que olvides cerrar la ventana y me dejes colarme junto al rayo de Luna. Que haga frío y me pidas calor, y a la mañana siguiente me digas "quédate un ratito más"
Guardo en esta botella el olor de tus manos que la sirvieron, confieso que a veces la destapo y me viene ese olor dulce, como el caramelo que pusiste en mis labios.
...en el que hasta las publicaciones semanales de Rodolfo Serrano se me pasaron por alto, en el que tan sólo un galgo pudo hacerme reir, en el que hasta la más pequeña me dijo: "¿estás en otro mundo, eh?"
Yo intentaba seguir durmiendo para que no amaneciera hoy...
El calefactor a la izquierda, los vecinos que gritan y el perro que llora. Mi primer bocado de cena, este refresco que dice tu nombre. La carretera mojada, el vaho del cristal y el recuerdo de unas manos que parecían no gustarme.
De pequeña le recetaron lágrimas artificiales. ¿Para qué si nunca se me ocurriría hacerla llorar?
Te sigo echando MUCHO de menos.
Y el miedo con el que vivo por saber que nadie podrá igualar tu vacío, lo comparo con el miedo a no volver a creer en el amor. Será, que el amor eras tú...
Me he prometido amanecer sola durante varios meses, amanecer sola y acostarme sólo con ella, la música, con ella si podré despertar. Prometo también no ser tan cobarde de ir a buscarte los Domingos de lluvia cuando me sienta triste. Vestirme cada mañana con una sonrisa y enterrar las armas. Ser feliz y acabar con lo que hace un año empezó.
A tu vuelta sólo quedarán los surcos de las espinas que a diario me desclavo; pondré sábanas nuevas, limpias, por deshacer. Habré aprendido a desabrochar botones sin las manos para no perder tiempo y otra luz será la que brille en mis ojos. Sobrará azúcar en tu café, pagaré lo que te debo con intereses. Oxidaré las cuerdas y sólo me tendrás a mí para tocar... A tu vuelta, estallarán los relojes con metralla de estrellas y no quedará ni la espuma de las olas de este mar.
Hay quien intenta intenta callar al pájaro descompasado, quien no soporta el relatar de las gotas en los cristales, ni el silbido del aire que no cesa. Quien no pisa la hierba, ni la arena. Hay quien con bombillas le quita protagonismo a la Luna. Será que no son sus hijos, será que reniegan de ella. Lo noto porque en sus ojos no se refleja el Sol de igual manera.
El frío empieza a apretar, coloco las sábanas de invierno y encuentro en ellas vestigios de tristeza. No me fío esta noche de arroparme, no vaya a ser que amanezca empapada en la misantropía del ayer. Prefiero tiritar, prefiero tiritar y mañana poder quejarme de que nadie me arropó.
Me levanté un día X de la semana pasada, la verdad es que no recuerdo cual. Miro la hora, busco las zapatillas, abro el armario y me miro en el espejo, luego salgo del cuarto... así como rutinariamente. Algo me detuvo en el segundo paso, el de las zapatillas; justo me quedé parada al acordarme de lo que había soñado. Otra vez, y sin permiso, te cuelas en mis sueños mientras duermo, y apareces confuso, borroso, semiborrado, sin alcanzarte... Misterioso, sin dejarte ver del todo. Esa sensación me deja inquieta, sé que significa algo. Lo sé. ...
La tristeza florece enredada al pomo, me implora repetidamente que le abra. Resbala cual gota de vaho en el espejo, y se cuela inevitablemente bajo la puerta inundando de pena mis sueños. ¿Acaso no te fue suficiente con enmarañar la madeja que usaba para tejer ilusiones?
Siempre que vuelvo te busco, no me hago a la idea de no volver a verte...
-¿No ha observado usted- dijo entonces Hildebrando- que los actos más decisivos de nuestra vida, es decir, los que corren más riesgo de decidir nuestro porvenir, son la mayoría de las veces actos imprudentes?
-Así lo veo- respondió Audibert-. Es un tren al cual sube uno sin pensarlo y sin haberse preguntado adónde lleva. E incluso casi nunca se comprende que el tren le conduzca a uno hasta que ya es demasiado tarde para apearse de él.
Mi canción desesperada también dice que debo partir, que la hora de salida pronto va a caducar. Dejaré de reflejarme en los espejos de mi casa, buscaré escaparates donde poder hacerlo. Granada me dará más lluvia tras los cristales, Domingos de vuelta y llamadas perdidas. Despertares sin hora, trasnoches sin medida. Aquí, mi cuarto quedará desamparado con sed de pintura por el suelo, vórtices de ropa sobre la cama y nuevos recuerdos para el cajón. Allí, cada día, esperaré la voz que me llame para comer y buscaré la llave de la luz en el sitio equivocado. Cualquier Viernes volveré sin esperarlo, y cuando eche cuentas el hombre de azul me estará pidiendo el billete de autobús. Nunca me despediré, por no saber hasta cuando, así pues hoy, tampoco lo haré.
Formando al corazón para un nuevo devenir, dejar atrás los pasos equivocados, perderse por otras calles y no cuestionarse la existencia del amor. Cumplir con lo que se promete a diario, no latir caprichosamente en cada cruce de miradas. Hacerse escudos indelebles a las lágrimas y aprender a reciclar cada trozo maltratado. En este Otoño me propongo renovar sístole y diástole.
"¡Tanta hermosura, duele!", te oí decir. Y cuando, un poco sorprendido, me volví a mirarte, vi correr lágrimas por tu cara. Yo conocía demasiado bien (¿quién mejor que yo?) tu sensibilidad a flor de piel; pero tras de tantos y tantos años de nuestra íntima convivencia, todavía me faltaba por descubrir en ti este grado de total entrega, que así llegaba a dejarte rendida y deshecha ante la belleza intolerable de una hora feliz.
Era otoño. Estabámos pasando algunos días en mi recuperada tierra granadina. Habíamos subido a la Alhambra y, olvidados, paseábamos por los jardines del Generalife, bordeando los arriates de arrayanes, junto a los macizos de flores, alrededor de las fuentes, bajo un cielo de azul perfecto, sin otro ruido que el continuo rumor del agua y algún gorjeo del pájaro que tal vez ha saltado de una rama a otra. Apenas si hablábamos; nada había que decir: nos bastaba sabernos unidos y en paz.
Me reí de tus lágrimas, y tú, en seguida, también te reíste. "¡Qué gloriosa efusión!-me burlaba yo-. ¡Lágrimas de gozo!"... Húmedas todavía las mejillas, te reías también tú.
Un poco más tarde, cuando quisiste valerte de tu cámara para apresar aquel momento único en unas cuantas instantáneas: fotos de mí, de tí misma, de ambos, tomadas en el delicioso paraje, en el lugar ameno, me puse a predicarte sobre la futilidad del intento, "El tiempo huye, lo sabes", te dije; "el tiempo no se deja capturar en uan fotografía, como tampoco cabría encerrarlo en las estrofas de un soneto, ¿Para qué, entonces, tanto afanarse en vano?"
Ésa era mi prédica. Y sin embargo, ¿quién resiste al deseo?, ¿quién renuncia a la esperanza?; desatendiendo, terca, mi admonición prudente, sacaste tus fotos, mientras que yo mismo -debo confesarlo- furtivamente apuntaba en mi cuadernito de notas: Hoy Carolyn ha llorado en el Generalife; y todavía, para más precisa memoria, agregaba la fecha: 18 de noviembre de 1992.
Country y estrellas bajo el cielo del autobús; dentro no llueve, afuera sí. Mis pensamientos rebotan en la cara interna del cristal, las fuertes gotas lo hacen sobre la parte externa. Un vis à vis. Creo que es mágico quedarme sola en el autobús y poder sentar en los asientos cada uno de mis pensamientos.
Despidiendo tristemente la temporada de chanclas, me queda el consuelo de que en mi último viaje me hice con un bonito paraguas para decir adiós con menos pena a los últimos rayos de Sol del verano. Esta vez la lluvia me gustó...
Hace días, en tu ausencia, llegó una carta a mi casa. Casi se me había olvidado ya, ¡cuánto han tardado! Era una sorpresa que te tenía preparada, un viaje a la Luna. Sentarnos allí arriba y jugar a embarcar estrellas :) Con tanto tejemaneje he decidido hacerme la tonta, y devolver mañana esa carta, con el motivo de "desconocido". Tú lo has querido, lo siento.
Te iba a apostar a que yo ganaba cazando estrellas.
No sé cómo hacerlo, pero quiero dejar constancia de ese sentimiento que me ha inundado el cuerpo al pasar esta mañana por la plaza de mi barrio (la típica con su antiguo puesto de churros, el de chuches que aún está abierto, su fuente, su iglesia, sus bancos, sus niños, abuelos y perros...) y ver a esos tres "chiquillos" intercambiando estampas de fútbol.
Por los auténticos...
Antonio Machado "Pegasos, lindos pegasos"
Pegasos, lindos pegasos, caballitos de madera...
Yo conocí siendo niño, la alegría de dar vueltas sobre un corcel colorado, en una noche de fiesta.
En el aire polvoriento chispeaban las candelas, y la noche azul ardía toda sembrada de estrellas.
¡Alegrías infantiles que cuestan una moneda de cobre, lindos pegasos, caballitos de madera!.
Desperté y no fué en mi cama. Me incorporé y sorprendida, ví como un grupito de mariposas me destapaba.
- ¡Buenos días! me dijo la ardilla. - ¡Buenos días! contesté.
Me encontraba en una hermosa pradera verde, con pequeños frutos rojos por el suelo, un perfecto contraste de color. Cercano había un gran árbol con un columpio en la rama. Ayudada por un zorrito me balanceé unos minutos.
Para desayunar... MMmmmm! las mejores frutas del mundo con sabor a gominolas, y un gran batido gigante de chocolate. No pude con todo.
Más tarde paseé por el cristalino arroyo zigzagueante, donde descubrí en mi reflejo que una enorme corona de margaritas adornaba mi cabellera. Siempre quise algo así. Me giré y una fila de pequeños patitos me seguían, los cuales se tumbaron conmigo a ver las nubes pasar.
Un ruiseñor me recitó al oído su más alegre melodía, también me confesó que cerca podría encontrame con un conejo feliz, cargado de caramelos para mí. LLené mi cesta. Fresa, naranja, mora, limón, nube, beso, ... infinitos sabores con la especial cualidad de que no pican los dientes!!
Divisando a lo lejos descubrí una pequeña puerta azul; le dije al colibrí si me acompañana, y no falló. La abrí y conducía a mi cuarto. Miré la hora y era próxima a despertar, así que la atravesé y me acosté en mi cama como si nada hubiera pasado.
Otra vez de nuevo los mismos paisajes que ya nada me impresionan por la ventana del autobús, unas pocas horas muertas mirando rostros desconocidos en la estación mientras cavilo cualquier cosa con mi libro y cuaderno entre las manos (sólo para parecer interesante), las pocas ganas de deshacer maletas continuamente, decorar la habitación y reinventar mi vida, pero no aquella que guardé en cajas, sino otra.
Venía ya de vuelta a casa y no esperaba encontrarlo, pero por si acaso, lo deseé. Aunque era ya tarde y el bar estaba cerrado, fuí mirando hacia los arbustos, y en el último momento... yo pensando que estaría por ahí dormido. ¡Lo encontré! Estaba de pie, despierto, como esperándome, sentado y por si no lo veía, maulló. Lo llamé y se acercó; así despedí la noche ayer.
¿Ves esa maleta roja? Si, reconócete; esa eres tú. Admite que has sido de las últimas en llegar, remoloneando tus últimos minutos aquí. Seguro que aquel vigilante ya te estaba metiendo prisa.
Espero que vayas ilusionada para arar un nuevo camino más al Norte que de costumbre, en busca del porvenir que espero que consigas.
Cruces rojas en el calendario que van adivinando los días que me quedan para verte. Te echo tanto de menos... Tu pelo, tus besos, despertar a tu lado, o despertarme y ver que ya estabas despierto, pero seguías ahí a mi lado. Los paseos, los miradores, las noches en la terraza, las simples tardes en el parque leyendo... Tu no eres muy de películas. Siempre estuvimos tan unidos, y por cosas de la vida, te fuiste de mi lado. Que sepas pequeño, que estoy deseando verte.
Espero que me recibas con una buena sonrisa, hazlo como puedas.
Esperaba en la consulta médica, como bien pudiera estar esperando en la parada de autobús o en la estación de trenes. Minifalda y su libro en la mano, si levantaba la mirada, la tenía ausente, perdida... en el punto muerto de pensar por qué su caleidoscopio ya no tenía los colores que normalmente eran los que iban adornando su vida; por supuesto, su vida tampoco los tenía ya. La "señorita" ni siquiera supo decirle que tenía (y eso que es su profesión), mucho menos podría ella por sí sola llegar a una conclusión convincente sobre lo que últimamente le amainaba las ganas.
Como bien dice Saramago: "El llanto a veces es una salvación, hay ocasiones en que moriríamos si no llorásemos"
De aquí en adelante, la función sufrirá algunos cambios. Finalmente, ordené que no se le concediera a la Tragedia ninguna oportunidad más; ya bastaba de improvisaciones en las que siempre acababa haciendo de protagonista.
Así pues, intentaremos desde hoy que les agrade nuestra nueva puesta en escena. Al terminar la función pueden dejar sus impresiones escritas en el cuaderno de la antesala. Aceptaremos a aquel que se levante en mitad de la función y grite hastiado e irritado, aunque de antemano, también le hacemos saber que no todas las voces tienen el mismo poder.
Hola, te escribo desde mi escondite. No me era fácil volver a casa por eso decidí cambiar de aires. No importa que no sepas donde estoy, es complicado, puede que sólo tenga ingenio para esconderme y no para el resto de cosas. En un nenúfar, en un nido de golondrinas, y por qué no, tras el sillón... El caso es que si te encuentras con esta nota quiero que sepas que nunca te eché de menos, porque jamás te fuiste.
Hace tiempo dejé de creer en aquello que dicen de que si le pides un deseo a una estrella fugaz se cumple. Es como todo, al final te das cuenta de que estas historias bonitas nunca son como nos las contaron (los Reyes Magos, el Príncipe Azul...) Yo siempre lo hacía, pero descubrí que los sueños hay que perseguirlos, ganárselos, y sobre todo merecérselos.
Lo que si estoy segura es que hay una estrella que nunca caerá, y seguirá brillando POR SIEMPRE..*
Fué su voz de nuevo tras el cable rizado, que me hizo emocionarme aquí a este lado. Retomé así de inmediato las tardes rellenas de cacao y azúcar, perdidos entre líneas sin sentido. Las horas que faltamos a clase, nos sirvieron para aprender de manera recíproca "nuestras filosofías", aprendimos a pintarnos las propias sonrisas sin disciplinas.
Mi dulzura y tu aspereza, buenas compañeras.
Me alegra saber que casi me alcanza con los dedos (manos y pies) para contar los días que restan para poder aferrarme a tus brazos :)
"Las cartas que no envías sólo son cartas marcadas, te regalan una mano pero nunca un corazón"
14/02/2007
...
Aquí no hay playa pero podrás bañarte en mis ojos o volar entre mis brazos y navegar en mi pelo. "El destino no tiene nada de casual" me decías sabiamente no hace mucho, y así he llegado a creerlo. Esta conexión nunca se interrumpe, no es intermitente, y si acaso tú te apagas, iré a prenderte con fuerza, aunque eso sí, a pesar de que te falte la luz, tú nunca dejas de brillar. Has de saber que cuando llegue el día no sabré como mirarte.
Quisiera huir volando donde nada me pese, donde no exista el tiempo ni las tristezas, donde no tenga que soñar contigo...
Hoy brillaban mis ojos nada comparado a lo que brillas tú.
"Cartas que nunca se envían. Botellas que brillan en el mar del olvido."
Aquí donde las nubes pasan tan rápido como el tiempo, donde la lluvia y el Sol amanecen a diario. Donde bebo café para recordarte cuando se me olvida que estoy aquí para olvidarte. Donde nunca anochece y las gaviotas me dan los buenos días a las 5.00. Aquí, más al Norte que de costumbre, donde nadie me reconoce por las aceras y ni me infiltro en conversaciones ajenas. Aquí, también te pienso...
Lo bueno de hacer limpieza, son los recuerdos. Encontré varios tesoros hoy.
Gracias al hombre que me habla(ba) con canciones.
"Como se cruzan las carreteras para despés volver a separarse, se cruzaron tu vida y la mía, dardos hacia la diana de nuestra lotería ¿Porqué se cruzan las vidas que se tocan, y luego vuelven a separarse?"
...Me pregunto si podre' facturar toda esta maleta llena de suspiros, si la lluvia de Irlanda sera' un buen antise'ptico, y si a la vuelta au'n seguira's pagando por mi' un rescate...
LLevaba unos días perdida, días en vano por Granada, entre cajas y con las paredes vacías. Empaquetando recuerdos, otros dejándolos olvidados... De mudanza de casa, corazón y cabeza. Miraba por la terraza deseando escapar, a veces me contradecía, y no, no me quería ir; otras en cambio quería marcharme lejos, muy lejos... Sentía como si me hubieran arrancado algo, y al llegar a casa, me di cuenta de porqué tenía las entrañas tan desconcertadas...
"Si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo..." ¡SIEMPRE LO SERÁS!
El dulce sabor del amor se tornó amargo. Pensaba que no acabaría nunca, que todos nuestros capítulos irían proseguidos de un “Continuará…” y me equivoqué, él quiso poner “Fin.” Sus caricias me escribieron versos en la piel; caricias que descubro que fueron de alquiler. Ahora cuando mi mirada se posa por casualidad en una de estas cicatrices, se me viene un recuerdo de aquello que no pudo ser. Me derrumbo… Quisiera ser fuerte para poder decirle que su recuerdo ya no lleva alas, aunque la cicatriz más profunda es la que me deja la cuchillada de esa despedida indefinida. Ojalá algún día estas heridas me resulten ajenas, y dejen de ir cogidas de la mano de su recuerdo. Ojalá el tiempo pueda hacer de mis tripas corazón, y borre este cuento con final infeliz del que nunca fui princesa. Ojalá dejase de mirarlas para recordarte…
¿Existe algún remedio para amortiguar esta caída?
(Aunque no lo parezca, esto ya estaba escrito, y no, no tiene nada que ver conmigo)
Ahora quisiera volver a aceptar que los ángeles existen (aunque sólo los hayamos visto en sueños), creer en el poder de la palabra paz, en el súper héroe de cómic que me salvaría, pretender parar el tiempo quitándole la pila al reloj, tener el lujo de tomar decisiones con aquel canto de "pito-pito-gorgorito", pensar que los globos de agua son el arma más poderosa, y que la guerra es algo que existió antes de yo nacer y nunca más volvería a darse.
Admiro la dulce locura de los niños, y aborrezco la mentira de la cordura de los adultos.
A estas alturas ya no pega vestir el cuello con tu bufanda a rayas, a estas alturas posiblemente ya no crea en la palabra "amor", a estas alturas no me morderé las uñas mientras te espero, no esperaré tus llamadas, ni mensajes de madrugada, no esperaré ni siquiera que vuelvas. A estas alturas no me acompañarás en mis sueños (aunque a veces lo sigues haciendo). No te arroparé en invierno con el vaho de mi aliento, ni te enrearé hasta el alma. A estas alturas no te pediré perdón, pero sí que me perdones...
Amigo, aquí tengo un par de billetes de ida, "sin" destino ni fecha... Aunque el destino es cierto que está claro, lejos, muy lejos de aquí, allá donde ahora deberán estar los niños soñando o los jóvenes trasnochando. Donde lo más amargo que saboreemos sea el tequila y no los recuerdos, donde al son de una vihuela en el Tenampa olvidemos hasta cuantos "caballitos" nos tomamos. Ya sabes, como mínimo uno por cada desamor, y al brindar, ni acordarnos de sus nombres.
Iluminaremos Garibaldi, encontrarán miles de motivos en nuestro pelo ...
A tí, a ese Otro, decirte que sin ti no podría ser yo.
Cada grano de vosotros ha hecho de mí esta playa, en la que con el vaivén de las olas al ritmo del tiempo me ha ido regalando cada amanecer nuevos horizontes. Cada bienvenida y despedida va dejando huella, por suerte siempre sube la marea, pero no todo se borra… A veces por mucho que bailen las olas no se va, su erosión fue tan grandiosa que dejará una huella inalterable.
Vuestro grano ha sido indispensable en este paseo a orillas del mar, donde cada noche, me siento a la vera de la dama blanca para que me alumbre a la hora de hacer recuento y dar las gracias.
"Papi"
"Mami"
Kika
Deme
Rafa (Peke)
Cristina (Nisa)
Abel
Carlos
Shönie
Judith (Petty)
Y otros pocos que no tienen "macetas", pero sí buenas raíces Hermana, Rafa M., Colo ...
Sólo necesito un hombre para que mate las cucarachas de este piso
Volverán las oscuras golondrinas
Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y, otra vez, con el ala a sus cristales jugando llamarán; pero aquéllas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar, aquéllas que aprendieron nuestros nombres... ésas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar, y otra vez a la tarde, aun más hermosas, sus flores se abrirán; pero aquéllas, cuajadas de rocío, cuyas gotas mirábamos temblar y caer, como lágrimas del día... ésas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar; tu corazón, de su profundo sueño tal vez despertará; pero mudo y absorto y de rodillas, como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido..., desengáñate: ¡así no te querrán!
"Como expondrá Lord Henry al pintor Dorian Gray casi al comienzo de la obra de Wilde: el fin de la vida es el propio desenvolvimiento. Realizar la propia naturaleza perfectamente, esto es lo que debemos hacer. Lo malo es que las gentes están asustadas de sí mismas hoy en día... dejan morirse de hambre, y van desnudas. El valor nos ha abandonado, quizá no lo tuvimos nunca, en realidad. El terror de la sociedad, que es la base de la moral; el terror de Dios, que es el secreto de la religión... Estos son los dos principios que nos gobiernan... El único medio de desembarazarse de una tentación es ceder a ella. Si la resistimos, nuestras almas crecerán enfermizas, deseando las cosas que se han prohibido a sí mismas, y, además, sentirán deseo por lo que unas leyes monstruosas han hecho monstruoso o ilegal... Los placeres sencillos son el último refugio de lo complejo. "
...del libro "Creación artística e identidad personal; Cultura, psicoanálisis y conceptos de narcisismo en el siglo xx", de José Vicente Selma de la Hoz.
"Entregarme al vértigo salvaje de una astronomía razonable"
Sr. Astronomía Razonable, le mando esta misiva para hacerle ver que me parecieron 'irrazonables' aquellas palabras, las cuales nunca pensé que sumaría usted a su currículum. Ya no es lo mismo. ¿De veras lo cree? Yo no, por eso es, que quiero hacerle ver que sé congelar el tiempo y demostralo en un abrazo. Sin más, hasta pronto.
Anoche me reconcilié con el lado de la cama al que siempre le suelo dar la espalda, decidí dormir en el lado opuesto, con la esperanza de que al despertar pudiera verlo todo desde otra perspectiva, pero no, no ha sido así...
..Que yo también comparto los mismos miedos,también busco una cinta para atar el tiempo.También arrastro conmigo una cadena de sueños..
El fin de semana pasado estuve en Córdoba, en la feria de mi ciudad (aún estáis a tiempo de verla) Me gusta porque es una oportunidad para divertirme con mis amigos, donde solemos coincidir bastantes de ellos, y también con esos otros que hace tanto que no ves... Como desafortunadamente estos dos años atrás por motivos de la facultad no pude ir, este año tuve más encuentros de la cuenta, y con más ganas.
- Eyyy! Hola, cuanto tiempo!!
- Ya ves... que tal?
- Muy bien, aquí disfrutando antes de que lleguen los exámanes que llevaba ya dos años sin venir y este año ya me tenía que escapar si o sí. Y tu qué? a que te dedicas?
- Pues ahora estoy en Lefties, la tienda esa de ropa.
- No seguiste estudiando?
-No, he estado de tienda en tienda y me quiero dedicar a esto. Y tu ? te fuiste a Granada, no? que haces allí?
- Pues perseguir sueños y cometas...
- ...
-Si, los sueños se cumplen, pero las cometas hay que perseguirlas. Son como los globos esos de helio, estos que venden aquí en la feria... Nunca te ha pasado cuando eras un niño que te salió el globo volando y tu con las lágrimas saltadas lo veías alejarse? pues yo me dedico a perseguirlos, aunque me tome mucho tiempo. La verdad que llevo ya un tiempo en ello, pero confío siempre en el tiempo, y sé que cuando el viento cambie, el globo llegará a mis brazos, entonces lo amarraré con hilos de colores a mis pulseras y nunca más se me escapará...
Bueno no todo el mundo lo entiende, no te preocupes.
¡Que disfrutes y que te vaya bien!
-Valeee, lo mismo digo guapa.
*Afortunada o desafortunadamente esta historia no es del todo real. Nunca tuve un globo de esos que se mantienen suspendidos, pero me daba mucha pena imaginar que se me escapaba a mí uno. Más tarde, lo fui aprendiendo de los ojos de los pequeños. Nunca tuve esta conversación, tan sólo un 20% de ella es real.
A esta inspiración le debo un poco de fiebre y que se me ha quemado la pizza
Qué extraña sensación, aquella voz era como familiar, se parecía tanto... Una vez más llamaba a mi puerta, y esta vez lo hizo el timbre de su voz, el cual provocó un enorme eco en mi interior. Hubiera quizá deseado por unos segundos cerrar los ojos e imaginar que era su voz y que me acompañaba, pero no...
En el Patio de los Naranjos o en el Almunia, con Chaouen como banda sonora, sonrío al Sol y me cruzo de piernas...
Sol. Escape de gas en mis pensamientos. Brisa. Se esparcen por el suelo mis pensamientos y estoy tan a gusto que ni me agacho a por ellos. No me queda otra. Replay, y vuelta a empezar. El niño que persigue la paloma, o la niña que mece la papelera me recuerdan que hace ya que dejé de ser tan niña, pero al menos ahora puedo disfrutar de estos momentos conmigo misma, aunque no pensando en mí. La escucho una vez más. Vuelta a empezar, como un borracho buscando aparcamiento a las 3.00 de la madrugada. Otra más.
Un escalofrío me recorre el cuerpo y me avisa de que el Sol ya se está apagando y decido volver. Así se ha consumido la tarde entre pensamientos, palabras y esa canción... y al llegar a casa acordes y golpes de cincel. Falta un rasgueo en la espalda.
A pesar de que sabía que le encantaría aquel garito, nunca antes la había llevado allí. Al rato, cogió su Ducados y se encendió uno afuera. Él como ya la conocía veía en su rostro esa mueca torcida que denotaba enfado. Salió a acompañarla.
-Vamos dime que te pasa, y no me digas que no te pasa nada que ya te conozco.
-No, no es nada. Decía imaginándose convertida en piano mientras él la acariciaba como ya lo había hecho en otra ocasión al compás de la guitarra.
-Vamos, venga, dímelo.
-Olvídame. Dijo mientras de nuevo imaginaba como su camiseta negra y blanca era rozada por sus dedos, tocando el más romántico minuet o el más melancólico jazz.
Al rato ella entraba y se largaba con su bolso al hombro. Él, afligido, comentaba al oído más cercano:
-El problema es que luego la veo entrar y me resulta tan preciosa como siempre.
Se abrió la mañana más clara que nunca hasta que llegaron sus tristes ojos negros, con una estocada en el iris sangrando lágrimas de dolor. Necesitaría un escuadrón de hombros para calmar su llanto, así que no le quedaba otra que dejar a esas lágrimas desgranarse mejilla abajo limpiándole el rostro...
Terminó la clase y no pude ponerle fin a esto, es más ni siquiera se sospecha el motivo de esas lágrimas, tan sólo yo lo sé... el caso es que a la tarde recibí una llamada y ocurrió algo inesperado, las palabras que tenía en mente para continuar la historia cobraron vida y decidí no terminarla por ello nunca.
Se posaron sobre la cama, y lentamente fueron renunciando de todos aquellos ropajes que les cubrían el cuerpo. Así, se conocieron cada poro a la perfección con la yema de sus dedos. El vello se les erizó, nacieron escalofríos y el deseo despegó explorando el cuerpo ajeno en un trueque de caricias.
Las puertas del placer no se abren por arte de magia… Una de las llaves se esconde tras las caricias.
La caricia es un lenguaje si tus caricias me hablan no quisiera que se callen
La caricia no es la copia de otra caricia lejana es una nueva versión casi siempre mejorada
Es la fiesta de la piel la caricia mientras dura y cuando se aleja deja sin amparo a la lujuria
Las caricias de los sueños que son prodigio y encanto adolecen de un defecto no tiene tacto
Como aventura y enigma la caricia empieza antes de convertirse en caricia
Es claro que lo mejor no es la caricia en sí misma sino su continuación
"Observando detenidamente las delicadas formas del muñeco, pensaba lo fácil que era desear cosas durante la niñez. Entonces no hay imposibles. Cuando uno crece se da cuenta de todo lo que no se puede desear porque es algo prohibido, pecaminoso. Indecente."
Etéreo sentimiento, como nubes de vapor en el infinito, el vaho exhalado de los inviernos o el de los cristales empapados al salir de la ducha. Etéreo. Como un suspiro envasado al vacío...
LLamando a un superhéroe que se despierte apartando las nubes de mi cielo. ..Comunica..
Coincidieron en aquel tugurio, y él dejándose el último sorbo de aquel moscatel y sin haberse percatado de su presencia, se levantó, pagó y se fue encendiendo un cigarillo sin haber siquiera cruzado la puerta de salida. Apresuradamente ella se levantó de la silla, fue a la mesa y cogió la copa acercándosela para hacerse con aquel sorbo, bueno más bien lo hizo por probar el sabor de su boca. Tarareando eso de "I've got you under my skin", salió como hechizada, ingenua y feliz por haber probado el veneno de sus labios. Poco le importó que no la hubiera visto, es más lo prefería. Y así buscándolo por los bares, imaginando abrazos hasta el décimo, y relamiéndose los labios pasaba los días.
A pesar del tiempo, a día de hoy aún sigue esperando a que venga y una noche le revuelva los lunares...
Me llevo un paquete vacío y arrugado de cigarrillos Republicana y una revista vieja que dejaste aquí. Me llevo los dos boletos últimos del ferrocarril. Me llevo una servilleta de papel con una cara mía que habías dibujado, de mi boca sale un globito con palabras, las palabras dicen cosas cómicas. También llevo una hoja de acacia recogida en la calle, la otra noche, cuando caminábamos separados por la gente. Y otra hoja, petrificada, blanca, que tiene un agujerito como una ventana, y la ventana estaba velada por el agua y yo soplé y te vi y ése fue el día en que empezó la suerte. Me llevo el gusto del vino en la boca. (Por todas las cosas buenas, decíamos, todas las cosas cada vez mejores, que nos van a pasar). No me llevo ni una sola gota de veneno. Me llevo los besos cuando te ibas (no estaba nunca dormida, nunca). Y un asombro por todo esto que ninguna carta, ninguna explicación, pueden decir a nadie lo que ha sido.
Levantó la persiana, se miró al espejo y se fue a preparar el desayuno. Ya en el salón, recostada y con las piernas cruzadas se puso a dar vueltas a aquel humeante capuccino vienés... inevitablemente al olerlo se vino a la cabeza aquel día en que lo probó por primera vez, el cual su sabor se mezclaba con el del ambiente, con el de aquellos ojos tristes pero de dulce mirada, con el frío y el calor, el de las manos frías y las ardientes miradas, con lo amargo de la tentación y lo picante del deber luchando contra el querer... Así eclipsada con la espuma que generaba el movimiento giratorio de la cuchara, pasó un buen rato hasta que se dió cuenta de que el vaso había dejado de humear. De inmediato vió que se había hecho tarde y cerró la tapa del libro de sus recuerdos...
Hoy, pasando escritos al cuaderno, encontré algo que escribí que ya ni me acordaba, y viene bien para estas fechas...
Ahora ya no nos despierta el Sol aunque dejemos subida la persiana. Ahora podemos ver que las tejas se han hecho un vestido verde y aterciopelado. Ahora las ventanas están cerradas. Ahora las duchas son más cortas y se empañann los espejos. Ahora necesito más que un abrazo para entrar en calor. Ahora, sentémonos a contar relámpagos.
..Absorta de aquellas otras 49 personas que la rodeaban y sumida en la carrera de gotas que se proyectaban contra el cristal, soñaba otra realidad en su reflejo..
A altas de la madrugada, a veces las palabras parecen que salen solas. Cojo la libreta y casi de la nada el boli empieza a surcar por el papel, me sumerjo en vidas ajenas, en otros mundos, en lo que quisiera, en lo que debiera, en lo que no quisiera ni debiera... pero mientras mi cabeza se repite:
- "No me mires a los ojos, que me arde el pecho"
...entonces, ¿qué debo hacer cuando me pides un beso?
"Los recuerdos reprimidos no se pierden para siempre; se cree que se filtran hasta un rincón remoto del inconsciente, dando origen a distintos problemas"
...Y fue entonces cuando sus noches se volvieron arduas. Desde que su otro corazón ya no latía justo en el vértice opuesto de la cama, había visto como todas sus ilusiones se iban desangrando gota a gota hasta perecer. Pasó un tiempo, ni mucho ni poco, el necesario, el tiempo justo para ver como el Sol no había dejado de salir ni una sola mañana desde que ella se fue, como los pájaros no habían dejado de cantar, ni las hojas de bailar arremolinadas al compás del viento, cosa que a él le encantaba. Quizá el miedo le había paralizado las ganas de ir a clase, obligado a soltar alguna que otra sonrisa forzada pero poco más... El daño le valió para abrir los ojos y ver más allá de aquel corazón que había hecho del suyo un puzzle.
Por ser valiente y no dejar que la vida pase impasible antes tus ojos...