La noche que dejó de soñar...

Publicado por Ana Lógica , lunes, 4 de julio de 2011 20:51

Sudaban las paredes y no es por los más de cuarenta grados que el termómetro señalaba como un estigma en sus brazos.
A Julia le sudaban las manos, la frente y la espalda; era un sudor frío, semejante a una tormenta de verano. Para colmo su gata Cleo se había apropiado de la almohada y un nudo seco se había instalado en su garganta.
Como fruta sin jugo había quedado, caída del árbol y pisada. No se conoce más dolor que el del alma.

Julia tendría ahora que soportar la cadena perpetua de su ausencia. Jóvenes, inocentes, eran felices y aún se querían como pocas parejas a día de hoy, pero el destino decidió doblar la tasa de alcoholemia esa noche haciendo estallar mil lunas del cristal delantero del coche.
La última detonó a las 4.37 de la madrugada justo antes de que el último latido falleciera y Julia recibiera una llamada al móvil a modo de despertar esquizofrénico.

De Luis poco volveremos a saber, de Julia más que a día de hoy sigue arañando sus brazos cada minuto que él le falta.

1 Response to "La noche que dejó de soñar..."

Anónimo Says:

La ausencia de alguién importante crea arañazos en el alma que manifestamos en cicatrices en el cuerpo.